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Sabor a evangelio
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Cabestrero, Teofilo
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Artículo Disponible
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243 C114
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1
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Donado
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El evangelio de Jesús de Nazaret tiene un sabor propio, indefinible pero inconfundible (sabor a vida renacida, a riesgo, a fuegoa profecía; sabor de libertda; sabor a humanidad de Dios), que los cristianos somos capaces de adultera y perder.
Cuando el Evangelio pierde su sabor en nuestros labios, en nuestras manos, en nuestra práctica y en nuestros templos, ¿para qué sierve ya, o pra qué servimos entonces los cristianos? Sin sabor a Evangelio, no somos servidores del reino del Dios de Jesús. La iglesia aparece hoy como una mezcla abigarrada de sabores y sinsabores. Habla mucho de sí misma y se la ve afanada en restaurarse y sobrevivir en medio de la crisis del mundo. Tal vez por eso sabe poco a Evangelio. Tiene otros sabores y sinsabores. Pero el Espíritu pone sabor a Evangelio donde quiere. Y existe hoy en nuestro sombrío mundo, dentro y fuera de la iglesia, multitud de personas y comunidades con esperanzas, luchas, proyectos, acciones, resistencias, diálogos, logros y fracasos, esfuerzos, dudas, plegarias, alegrías, llantos, sufrimientos, voces, palabras, gritos y silencios que irradian sabor a Evangelio. El sabor a Evangelio es un certero "test" para saber dónde está y dónde no está hoy el reino del Dios de Jesús. Donde hay sabor a Evangelio allí la novedad de Dios está rompiendo la monotonía de la muerte, abriendo los sepulcros y brindando alternativas de sentido para vivir humanamente. Donde hay sabor a Evangelio, la esperanza vive y crea futuro. |
84-293-0784-2
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Sal Terrae
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1
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1987
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Colección El Poso de Siquem
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104
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España
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Santander
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Español
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Priscila Barrientos
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Priscila Barrientos
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18/08/2014
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18/08/2014
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Elaborado por Editorial Digital, www.editorialdigital.net